16 de diciembre de 2010

Sexo con amigos


Es lo que llamarías un amigo del alma. Un confidente, una persona especial. Una noche, como tantas otras, salís juntos, os divertís, tomáis una copa de más y la situación se descontrola. Apareces entre sus sábanas o él entre las tuyas.

Al principio te cuestionas y hasta te reprochas lo ocurrido, pero esos encuentros esporádicos comienzan a repetirse. Y, entonces, te preguntas: ¿se puede compartir la cama con un amigo y salir ilesa?

“Creo que si se trata de una relación realmente libre es posible reforzar la amistad”, asegura Félix López, catedrático de Psicología de la Sexualidad de la Universidad de Salamanca. Y añade: “Cuando hay una amistad verdadera, el hecho de mantener relaciones sexuales no tiene por qué condicionar la historia”.

Eva, empresaria de 33 años, comparte esta opinión. “He tenido relaciones largas de amistad que después han llegado al sexo. De hecho las relaciones más sanas que he vivido con hombres han sido en las que ha habido pasión. Igual es que no sé crear otras. Pero para mí la amistad es amor, y ello lleva a la calidez y a la complicidad”.

Respecto a esto, el profesor López asegura: “Somos seres para el contacto y la vinculación. Por eso estamos ante un tipo de relación no solamente posible, sino cada vez más frecuente en esta sociedad”.

Una relación en auge.

“En el amor hay tres componentes básicos: la amistad, la pasión y el compromiso, es decir, la decisión de estar juntos. Pero, como en ahora se impone la idea de que los compromisos tienen corta duración, cada vez tienen más fuerza las relaciones de otro tipo, como la de amigos-amantes”, dice Félix López

Otra razón que refuerza estos encuentros es que en una sociedad competitiva como la nuestra, impera la lucha por el currículo personal, es decir, por el individuo, lo que dificulta todavía más los compromisos estables.

Para que salga bien.

Desde el punto de vista psicológico, el juego de los amigos-amantes no tiene por qué acabar mal siempre que las dos personas tengan las cosas claras. “Lo fundamental es saber de dónde partes. Pueden surgir problemas cuando cada uno persigue metas distintas de esa relación”, dice el médico y sexólogo Adolfo Planet.

José Luis Sánchez de Cueto, psicólogo y sexólogo del Instituto Andaluz de Psicología y Sexología, coincide: “La madurez personal es importante, porque tienes que ver en qué términos se da esa relación. Si buscas algo más, se convierte en un asunto peligroso”.

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